El yacimiento arqueológico se encuentra a los pies de los montes de la Arcadia, a una altitud de 333 metros. Los puntos de interés son el templo de Zeus y el estadio.
Nemea es un lugar vinculado a la mitología y la historia de la Grecia antigua. Su nombre lo debe a la ninfa Nemea, hija del río Asopo, y fue considerado uno de los lugares más sagrados de Grecia. Aquí el semidiós y héroe Hércules realizó el primero de los trabajos que el rey Euristeo le pidió: matar al temido león de Nemea, descendiente de Ortos y Equidna, una criatura temible y fuerte que se ocultaba en las cuevas del monte Tritón. Hércules acorraló al león y luego lo mató utilizando un garrote y sus propias manos.
En Nemea decidieron parar los siete paladines argivos en su campaña hacia Tebas (los siete contra Tebas). El mito cuenta que los generales pidieron agua a una nodriza, mas no era esta una nodriza que cuidara a un niño cualquiera, sino al mismo Ofeltes, hijo del rey de la ciudad. Cuando dejó al niño en una cuna para traer el agua a los generales, una serpiente mordió letalmente al niño. Los generales, para tranquilizar a los dioses, fundaron Nemea. Los argivos honraron al bebé fallecido con juegos en su honor y daban a los vencedores una corona de apio (puesto que de apio estaba hecha su cuna).
El yacimiento arqueológico de Nemea se encuentra a los pies de los montes de la Arcadia, a una altitud de 333 metros. Su ubicación y las condiciones climáticas contribuyeron a que fuera el lugar escogido para la celebración de los juegos panhelenos de Nemea.
Los puntos de interés más destacados son el templo de Zeus y el estadio.
El templo de Zeus destaca en el fértil valle. Su principal característica es su ubicación, en el centro del templo, como sucede en Olimpia y en Delfos. El templo fue construido con toba hacia el siglo IV a.C., probablemente en el lugar de un templo más antiguo. Las imponentes columnas aún se mantienen en pie, dominando el lugar desde su altura de 10 metros. Se conserva, asimismo, la cimentación de un largo altar. A lo largo del periodo paleocristiano, más de 36 columnas del templo fueron desmontadas. Sin embargo, gracias a las obras de restauración, muchas han vuelto a ponerse en pie.
El estadio, donde cada año se celebraban los juegos en honor a Ofeltes, fue construido a finales del siglo IV a.C., en el marco del programa de renacimiento del templo. Hacia el año 270 a.C. los juegos se trasladaron a Argos. Después de un periodo en el cual se celebraban de forma alternativa en Nemea y Argos, finalmente se trasladaron a Argos. El estadio se encuentra en el punto más aventajado del valle, ofreciendo una vista increíble de todo el campo. Tenía capacidad para 40.000 espectadores.
Más información sobre el Museo Arqueológico de Nemea.
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