La cueva de Diros (Vlichada), en la costa oeste de Mani, es una de las más importantes de su especie en el mundo. Disfrute de 1500 metros de ruta en lago y terrestre, admirando el increíblemente hermoso decorado de estalagmitas y estalactitas.
El sonido del agua gotea sin interrupción, en todas partes. La alternancia de luz y oscuridad. El golpe del remo de madera en las rocas bajo el agua, en donde crees que tocará la proa de la barca en la que estás subido. La voz del barquero que resuena en el espacio y responde a tus preguntas.
Voces en varios idiomas. Luego, silencio. Admiración. Sublimidad.
Ante tus ojos pasan uno tras otros el «oráculo de Poseidón», el «gran ramo», el «lirio de piedra», los «apartamentos rosa», las «camas nupciales de las hadas», el «mar de los náufragos», la «sala de chocolate».
Se encuentra en las entrañas de la tierra, en la cueva de Vlichada (Glifada), en la llamada cueva de Diros. Frente a ti tienes un tesoro único, oculto a los ojos de los hombres. Un espectáculo creado por las estalagmitas y las estalactitas y que puedes disfrutar a lo largo de la ruta turística de 1500 metros (25 minutos) sobre todo por lago y, finalmente, terrestre. A día de hoy se han cartografiado 14.700 metros de ruta. La mayor parte de la cueva se encuentra bajo la superficie del agua y llega a una profundidad máxima de 80 metros.
La famosa cueva de Diros se encuentra en la bahía del mismo nombre, en las playas del oeste de Mani y se considera una de las más importantes de su especie en el mundo. Sus segmentos de lago y terrestres tienen forma de dédalo. El agua se introduce a través de las grietas de la roca calcárea y la deshace poco a poco. De hecho, necesitó miles de años para conformar el decorado que hoy admiramos.
La cueva debe su nombre al agua salada que desemboca en el mar por su entrada natural: se encuentra en la costa, a unos 50 metros al oeste de la entrada artificial actual que fue abierta en 1961 cuando comenzó a explotarse turísticamente.
Los vecinos de la zona son los que descubrieron las primeras cámaras de la cueva en 1923, entrando por la entrada natural para encontrar agua potable. La investigación sistemática comenzó en 1949, por parte de la famosa pareja de espeleólogos Ioannis y Anna Petrocheilos, de la Sociedad Helénica de Espeleología.
La información recopilada por los expertos a lo largo de su investigación es impresionante: Dentro de la cueva se descubrieron huesos de pantera fosilizados, de hiena, león, elefante, conejo y ¡el yacimiento de huesos de hipopótamo más importante de Europa! Cerca de la entrada natural se ha encontrado cerámica prehistórica que muestra la presencia del ser humano.
El aprovechamiento de la cueva de Vlichada comenzó en 1958 y abrió por primera vez en 1967.
LA CUEVA DE ALEPOTRIPA (AGUJERO DE ZORRO)
A solo 220 metros de la cueva de Diros se encuentra la de Alepotripa («agujero de zorro»), de la que se descubrió que fue habitada por el ser humano durante el Neolítico. A pesar de que no puede ser visitada - hasta que pueda serlo -, merece la pena conocer su historia.
En sus extensos espacios vivió el ser humano desde mediados del milenio VI a.C. hasta el 3200 a.C., lo que confirman los hallazgos encontrados que incluyen, entre otros, esqueletos y cráneos humanos y de animales.
El arqueólogo Giorgos Papathanasopoulos - que realizó los trabajos de excavación en la cueva desde 1970 - en su libro El Dirós neolítico, la cueva de Alepotripa (ediciones Melissa), ofrece información sobre la emocionante historia de la cueva.
Como escribe, a principios del V milenio a.C., un grupo de marineros llegó a las costas del golfo de Mesenia en su viaje desde Milos, a fin de proveerse de obsidiana, un material volcánico realmente apreciado con el que fabricaban herramientas y armas. El grupo encontró refugio de la tempestad en la bahía de Diros y se instaló en la cueva, en la que había agua. Con el paso del tiempo, el lugar evolucionó y se convirtió en un importante centro comercial.
Las investigaciones arqueológicas han reconocido las huellas de una sociedad organizada jerárquicamente cuya economía se fundamentó principalmente en la agricultura, la ganadería y el comercio marítimo. La vida de esta comunidad neolítica se vio truncada por un terremoto en el 3200 a.C. que cerró herméticamente la entrada, dejando intacta la cueva de Alepotripa durante 5000 años hasta 1958, cuando fue descubierta por los arqueólogos Giannis y Anna Petrocheilos. Desde entonces, es un campo de estudio importante para los arqueólogos.
Según Papathanasopoulos y las otras escritoras de los volúmenes, las arqueólogas Bárbara Katsipanou - Margeli y Georgia Kourtesi - Filippaki, Alepotripa no fue para la comunidad neolítica solo un lugar que habitar, sino también un centro religioso, un taller de actividades domésticas, un lugar de enterramiento y de culto. Cerca de 250 objetos representativos (vasijas útiles, tinajas para almacenaje, herramientas de hueso y de piedra, herramientas para tejer, armas, joyas, amuletos) han dado a los expertos información sobre la vida del hombre neolítico. En Alepotripa se ha encontrado también una vasija de barro única en el mundo en la que se halla grabada una representación de tres formas humanas.
Sabías que
Las visitas a la cueva de Diros pueden realizarse durante todo el año. Dada la afluencia masiva, recomendamos reservar entradas electrónicas (https://ediros.etadwebtickets.gr).
Tlf. 27330 52222-3, www.diros-caves.gr.
Encuentre el destino en el mapa interactivo.
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