Las aguas transparentes y azul turquesa hacen que este fotogénico pueblo pesquero y puerto de Areopoli destaque y sea una de las muchas razones por las que hasta aquí llegan visitantes durante todo el verano. Las construcciones de piedra, viejas y más nuevas, conservan el estilo de la arquitectura de Mani. Las tabernas famosas por sus tapas de marisco y pescado fresco, coquetean con las rocas y el mar.
Las aguas transparentes y azul turquesa hacen que este fotogénico pueblo pesquero y puerto de Areopolis destaque y sea una de las muchas razones por las que vienen hasta aquí los visitantes durante todo el verano. Las construcciones de piedra, viejas y más nuevas, conservan el estilo de la arquitectura de Mani. Las tabernas famosas por sus tapas de marisco y pescado fresco, coquetean con las rocas y el mar.
Limeni fue sede y puerto de los Mavromichalis. Su torre de cuatro pisos, con aperturas en arco, se llama «palacio» y ha sido restaurada. Ahora, se alza en el paisaje. Constituye un testimonio del lujo que antaño tuvo el pueblo. Además, según la tradición, Georgios Mavromichalis, abuelo de Petrobeis, conoció en una playa aislada un hada, y se casó con ella. Así explican los lugareños la gran belleza de los Mavromichalis, considerados «hijos de las hadas».
Un lugar de interés más es la iglesia del monasterio de Panayia Vreti (o Euretia). Data del 1731.
Tras Limeni, en medio de la bahía de Ítilo se extiende la playa de Tsipas o Neo Ítilo y, más al norte, Karavostasi.