Los pañuelos de Kalamata y el monasterio de Kalogrées

Los famosos pañuelos de Kalamata se tejen aún en los telares de madera del monasterio de Kalogrées junto con vestidos, cortinas, bordados, etc. Recuerdan años de otras épocas cuando Kalamata se convirtió en «ciudad de la seda».

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El arte de tejer, ocupación principalmente femenina, conoció grandes glorias en Kalamata, que se convirtió en una verdadera «ciudad de la seda». En los siglos XVIII y XIX funcionaron empresas organizadas por mujeres que alimentaban las exportaciones. La ciudad era famosa por su seda, con la que en una primera fase proveían los patios de los aghas del Imperio otomano. La «gasa» de Kalamata y la llamada «messina», rollos de tela de seda de los que se cosían los pañuelos, se vendían en los mercados de occidente.

El monasterio de Kalogrées (o de San Constantino y Elena), fundado en 1796, fue pionero en este sector, puesto que comenzó con la elaboración de la seda que se convirtió en el «sello» de Kalamata.  

Las monjas siguieron dedicándose sistemáticamente a los gusanos de seda y a su tejido. Es más, llegaron a producir 3 toneladas de seda al año y a tener más de 100 aprendices. Como destacan las monjas, en la región ya no se crían gusanos de seda, razón por la cual el hilo procede ahora de Soufli.

Algunos de los enormes telares de madera que hicieron famosos los pañuelos de Kalamata en los mercados del mundo entero funcionan aún en el ala oeste del monasterio. Las monjas los ponen en funcionamiento cada día y tejen sobre todo paramentos, bordados, sábanas, cortinas, tejidos de algodón y lana. 

Puede verlos y comprarlos en la Exposición - Punto de venta. 

La nave central del monasterio está dedicada a San Constantino y a Santa Elena, y fue construida sobre las ruinas de un templo del siglo XIII. 

(Mistrá, 14, teléfono: 27210 22856).

Los pañuelos de Kalamata se venden principalmente en las tiendas de alrededor del templo de la metrópolis de Ipapandí junto con el resto de productos locales. 

El pañuelo de Kalamata ha inspirado los versos de muchas canciones como: 

Si vas a Kalamata
y llegas a bien
tráeme un pañuelo
para atarme al cuello
y que sea de buena seda.

Y, por supuesto, lo tienen en sus manos quienes bailan el famoso baile kalamatianó.

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