El famoso castillo de Karitena, construido en una ubicación estratégica, fue el cuartel del «Viejo de Morea» durante la guerra de la independencia de 1821. Les encantará este pueblecito tradicional, con sus arquitectura y sus viejas iglesias. A su alrededor se encuentran el Alfeo y el Lusio, que dibujan un paisaje impresionante. En el Alfeo los amantes del rafting y del kayac en canoa o del rappel podrán disfrutar de sus deportes favoritos.
Karitena destaca de entre los pueblos montañosos de la Arcadia. Y no destaca sólo por sus excepcionales paisajes, que regalan generosamente a la región el Alfeo y el Lusio, o por el hecho de que haya sido declarado un pueblo protegido: el hermoso pueblo, con su leve desarrollo turístico, alberga una de las fortalezas más importantes de los periodos de la ocupación franca y otomana, la más segura de toda la Arcadia occidental. Su posición estratégica sobre la colina de difícil acceso fue ideal para controlar desde allí toda la región.
La fortaleza fue construida en el siglo XIII por el caballero francés Godefroy de Brygier. Existen indicios de que en este punto quizás existió previamente el castillo de la antigua Vrenthi. Después de un largo periodo de reivindicaciones y compras, en 1320 el castillo llegó a manos de Andrónico Paleólogo y se convirtió en posesión de Bizancio. Posteriormente, fue tomado por los otomanos que lo mantuvieron en su poder con solo un breve paréntesis, el de la ocupación veneciana entre 1685 y 1715. Al estallar la revolución griega, los sublevados, cuyo líder era Theódoros Kolokotronis, consiguieron expulsar a los turcos y conquistar el castillo. Fue uno de los primeros liberados tras la batalla que tuvo lugar cerca de Karitena el 27 de marzo de 1821. Posteriormente se convirtió en retaguardia para los griegos contra el ejército de Ibrahim. En 1826 Kolokotronis realizó algunas reparaciones en el castillo y en el edificio medieval que tomó el nombre de «casa de Kolokotronis». Allí se encuentran el pequeño templo de la Virgen del Castillo, donde se realizaban las misas. Es de planta de cruz con cúpula, con capiteles de mármol mesobizantinos.
En el punto más alto del castillo destaca un edificio rectangular de grandes dimensiones que sirvió como lugar de estancia de los barones francos, además de otras construcciones de las que han quedado solo ruinas. La vista indemniza tras la extenuante subida y se extiende hacia el Menalo, el Liceo, Minthi, el Lusio y el valle del Alfeo.
En el marco de los trabajos de rehabilitación del castillo, se sustituyeron dos torres. Una es la de Mantzourogiannis. Debió haberse construido alrededor del 1400 y es una de las muestras de viviendas bizantinas fortificadas mejor conservadas. En la mahalla posterior del pueblo se alza la torre de Levéntena. Data de finales del siglo XVIII y presenta huecos para las armas y almenas. Ha sido restaurada y puede visitarse su interior.
Iglesias. En los barrios de Karitena, que se extienden a derecha e izquierda de la calle principal, podrá admirar las casas construidas según la arquitectura tradicional de la Arcadia. El pueblo es conocido por sus iglesias, entre las que destaca la de Zoodochos Pigí (siglo XVI), construida sobre un templo más antiguo del siglo XIV, con un hermoso campanario, y el templo bizantino de San Nikolás, del siglo XIII-XIV, cuya fachada es típica de las iglesias bizantinas de Mistrá. Conserva espléndidas hagiografías que pertenecen al periodo de máximo apogeo del arte bizantino. En la calle principal destaca la iglesia de Evangelistra, de 1868, con su alto y característico campanario. En Epano Mahala existe una pequeña iglesia, la de Ai Liá, desde donde podrá disfrutar de unas fantásticas vistas.
En el pueblo existen algunos albergues, cafeterías y tabernas. Allí funciona también una tienda tradicional de ultramarinos donde encontrará pasta casera.
El famoso puente de Karitena
El castillo de Karitena viene acopañado de una expresión: «el Toledo del Peloponeso», expresión con la que Nikos Kazantzakis describe la ciudad en su libro «Viajando por Morea». Otra expresión famosa está relacionada con el puente de cinco arcos del Alfeo, llamado «de los cinco mil», puesto que aparecía en la parte posterior del billete de cinco mil dracmas. En la parte anterior de los billetes aparecía la imagen de Kolokotronis.
Este histórico puente, uno de los más antiguos del Peloponeso, fue construido por Godefroy de Bryger en el siglo XIII, así como también el castillo. Fue reformado en 1440 por Raúl Manuel Melikí, descendiente de una importante familia bizantina. Se realizaron reparaciones en el siglo XIX. La longitud era de 50 metros y la altura de 12, los arcos eran desiguales y la apertura del mayor de ellos llegaba a los 9 metros. En la base de uno de los arcos estaba «incrustada» la pequeña iglesia dedicada al Nacimiento de la Virgen (y allí mismo hasta 1699 se celebraba la Teofanía). Era algo habitual entre los bizantinos, que creían que las iglesias protegían los puentes. Durante la Guerra civil el famoso puente sufrió daños, y un arco fue destruido en una explosión. Se ha anunciado un estudio para su restauración por parte de la Dirección de Restauraciones de Monumentos Bizantinos y Posbizantinos.
Sabías que
Las empresas que organizan actividades en la zona de Karitena incluyen programas de rappel desde el puente y descensos en rafting y kayac en el Alfeo. Las rutas duran cerca de 3-4 horas y atraviesan entornos increíblemente hermosos.
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